Es difícil andar sobre el hilo de alambre que supone la renuncia voluntaria de este blog a la mención de personas, sitios, u obras reales de cualquier tipo. La abstracción más absoluta es la bandera, pero ni tan siquiera debería aclarar si es bandera de un país o si ese país merece un nombre. Otros países, con nombres, parece que abracen a la derecha como arrepentidos por los devaneos con izquierdas que deberían ser iconos de vicio y depravación, y no lo han sido. No sé qué sentido tiene la penitencia cuando no se ha pecado. Tampoco conozco el sentido del pecado, por eso.
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